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La doctrina de los cambios (I)
Los cambios
del entorno:
En la literatura sobre management y en los medios de comunicación se utiliza profusamente la palabra cambio para explicar las transformaciones que están teniendo lugar en diferentes ámbitos relacionados con las instituciones y empresas. No es éste el lugar dónde discutir si esos cambios se producen súbitamente, como a veces se expone, o son más bien fruto de evoluciones de fenómenos que a partir de determinados hitos se perciben más explícitos. Lo que aquí nos interesa es constatar si efectivamente se están produciendo transformaciones importantes que influyen (positiva o negativamente) generando múltiples y heterogéneas consecuencias. Pues bien, la respuesta obviamente es afirmativa y corresponde a lo que muchos expertos sostienen, es decir, que el entorno dónde viven y del que se alimentan empresas y organizaciones, será sustancialmente diferente al que hemos conocido hasta hace pocos años. Hay un consenso generalizado sobre la importancia cualitativa de los cambios, algunos de orden estructural; dónde hay discrepancias es en las consecuencias, debido a la gama de incertidumbres y riesgos asociados que se manejan. A modo de enunciado abierto recordamos sólo algunas transformaciones importantes que se están produciendo, unas a nivel de debate (pensamiento) anunciador de ruptura de tendencias, otras siguiendo su propia evolución y algunas otras en pleno curso de transmutación acelerada: * demográficos: cambios muy lentos pero una vez producidos ya no se controlan (crecimiento/disminución de la población, pirámide de edades, distribución de la población, flujos migratorios, desequilibrios demográficos). * Sistema de valores: Dios, religión, normas, autoridad, obediencia, orden, sacrificio, solidaridad..., han sido relegados por libertad, individualismo, igualdad, riqueza, dinero, posesión, sexo, ecología, pluralismo, etc. * Sistemas productivos: localización/deslocalización de actividades, sustitución de factor trabajo por capital. Incrementos muy importantes de la productividad. Nuevos parámetros medioambientales. * Sistemas educativos: desajustes en la oferta/demanda educativa y asimetrías entre los sistemas educativos y los requerimientos de los sistemas productivos. Costes/eficiencia. * Trabajo-protección social: trabajo escaso, sistemas de protección social en revisión, tendencia hacia una dualización entre los trabajadores (con trabajo/en paro; empleo fijo/empleos precarios). * La competencia es cada vez más intensa: efectos contradictorios. * cambio tecnológico acelerado producido por la combinación de las tecnologías electrónica-informática-robótica: comunicaciones más eficientes, más baratas. Nuevo rol de la información. Automatización de la producción. Sustitución de MdO por capital. Nuevos productos y servicios: nuevas demandas creadoras de ofertas de empleos cualificados. Exclusión de los trabajadores no cualificados. * las ciencias biomédicas y genéticas investigan en materias relacionadas con personas, animales y plantas; avances importantes en la salud de las personas: alargamiento esperanza de vida, erradicación enfermedades, diagnósticos de enfermedades genéticas y tratamientos más eficaces...; la denominada ingeniería genética pondrá a disposición nuevas especies animales y plantas con usos alternativos: alimentación, energéticos u otros usos industriales). * Recursos energéticos: disponibilidad limitada de los no renovables, riesgo creciente de nuevos encarecimientos; sustituibilidad. * Cuadro geopolítico-económico (integración de países/fraccionamiento de estados, mundialización de mercados/revalorización de lo local, desregulación global/proteccionismo; ausencia de un poder económico regulador). Si efectivamente estas transformaciones
son tan importantes y afectan a instituciones y empresas, cómo hemos
de responder desde los puestos de dirección?. Para las empresas
dirigidas bajo los principios de orden, centralización, jefe omnipresente,
organización piramidal y procesos mecanicistas no es fácil
adaptarse, sobretodo cuando esa conducta ha reportado altas cotas de eficiencia
durante mucho tiempo. La cuestión es ¿seguirán siendo
válidos en el futuro los mismos principios rectores que en el pasado
para alcanzar similares cotas de eficiencia?. En nuestra opinión,
sin entrar en la conveniencia y legitimidad de su aplicación en
el pasado, lo cierto es que los supuestos en los que se aplicaban están
variando sustancialmente. En efecto, el entorno que rodea a las empresas
y a las organizaciones ya no es tan estable como era, ni se caracteriza
por las certezas que permitían desenvolver la actividad con planteamientos
rígidos; más bien hay inestabilidad, incertidumbre, complejidad...
y se admite consensuadamente entre los expertos que este cuadro dónde
se desenvuelven las empresas continuará de forma irreversible -
en el mejor de los casos- y posiblemente se acentuará más.
Por tanto, este es el reto para quienes lo quieran ver: cómo responder
ante un entorno hostil, cambiante y difícilmente controlable. Para
quienes no lo perciban así, les sugerimos que sean vigías
permanentes del futuro. A unos y otros les ofrecemos más adelante
herramientas que les ayuden a interpretarlo.
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