Por unas estrategias políticas anticipativas

       La estrategia tiene que ver con lo desconocido. Por ello, de entre todos los planteamientos estratégicos, propugnamos un pensamiento estratégico anticipador, que se adelante a los acontecimientos en vez de esperar a que lleguen y entonces intentar adaptarse a ellos; siempre con costes desproporcionados, sociales y/o económicos, ya que los problemas adquieren proporciones incontrolables.

       En este sentido, la estrategia - como herramienta de gestión política - nos parece muy útil.. Más aún, las estrategias basadas en reacciones "a posteriori" no sirven; nacen obsoletas puesto que están concebidas  en clave de pasado y éste no explica por sí sólo el futuro. Por tanto, las extrapolaciones sólo sirven cuando el futuro será similar a la tendencia del pasado; pero esto pocas veces va a ocurrir, sobre todo en éstos tiempos tan rápidamente cambiantes (de ahí los grandes errores de muchas previsiones públicas). Lo que hay que hacer es dotarse de una capacidad de respuesta ante las variaciones del entorno que nos permita una correcta elección de opciones estratégicas. Ahora bien, será imposible desarrollar esa capacidad sin preparar el futuro.

¿Y como se prepara el futuro?

Veámoslo en los siguientes apartados.

 
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